domingo, 23 de febrero de 2014

Saber decir adiós

Tuerce la esquina y ahí está él, tal y como le recordaba. Bueno, no igual, incluso parece más alto, más guapo, más feliz. Sí, eso es justo lo que duele, verle feliz. La última vez que le vio fue la primera de las peores noches que ha pasado hasta el momento. El hecho de pensar en eso le ahoga, no está preparada, han pasado meses pero aún es pronto.

Duda, él no la ha visto aún, podría dar media vuelta y evitar volver a escuchar su voz o mirarle a los ojos, esos ojos que tantas cosas le contaron en el pasado, esos ojos que una vez fueron sólo suyos y que ahora puede que sean de otra, o de varias... No, no quiere pensarlo. Por un momento se detiene y retrocede mientras una diminuta gota resbala por su mejilla, esas que tantas veces él besó.

¿Qué está haciendo? No, no va a cometer un acto tan cobarde. Ni siquiera él impedirá que avance en la dirección que ha elegido, en algún momento tenían que reencontrarse. Respira hondo, traga saliva y va directa a su encuentro. Se siente diminuta y torpe, pero sigue adelante. Sus miradas ya se han encontrado, él la ha reconocido, no hay marcha atrás, ha llegado el momento y siente que el corazón le va a estallar y que las rodillas le flojean.

Los dos besos en forma de saludo queman, es incómodo, desagradable y doloroso. De pronto miles de imágenes aparecen en su cabeza: están tumbados en el parque, hablando, riendo, corriendo bajo la lluvia, en el cine, en la cama, lanzándose bolas de nieve, bañándose en la playa, viajando en metro, dándose la mano, abrazándose, besándose, comiendo, peleando y reconciliándose. Son las mismas imágenes que llevan repitiéndose en su cabeza una y otra vez desde que todo ocurrió, una y otra vez...

Llega el momento de desvelar qué hicieron ambos en este tiempo. Intercambian sus experiencias evitando ciertos detalles. ¿Qué pasa? Su corazón ya no está acelerado. Él parece distinto, ahora tiene nuevas aficiones, una actitud algo prepotente, incluso egoísta, hace bromas que ya no la hacen reír...¿Dónde está el chico que ella conocía? ¿Dónde están todos los intereses que compartían?

Ahora solo queda despedirte y que ella siga su camino. Sí, exactamente eso es lo que ya puede hacer, seguir adelante. De pronto las imágenes que antes invadían su mente se vuelven difuminadas, poco queda ya de eso, las cosas cambian, las personas cambian. Queda aceptarlo y acercarse a lo nuevo con una sonrisa.

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